"Taller de Escritura Creativa" del CEP Huelva - Isla Cristina. Impartido por Teresa Suárez.

domingo, 26 de abril de 2015

ATRAPADA


RELATO construido bajo la siguiente propuesta descabellada:  

¿Te impresionaría ver avanzar entre nosotros la muralla China?


   
Vestida de novia, con mi traje blanco inmaculado y sin flores de azahar, me recosté en el hombro de mi amado y le dije:

- Alfonso, por dios, vámonos pa Cai que aquí to er mundo es iguá, anda mu ligero  y esto no nos puede traé na bueno. ¡Yo estoy cansá¡

- ¡Ay Amparo, picha! ¿Pero tú crees que se puede una lleva to el viaje de novios con el traje puesto y esos taconasos de aguja? ¡Cómo pa no está reventá!

Lo miré de reojo y pensé. Tiene razón, pero después de llevarme tantos desengaños con los novietes, yo me quiero sentir novia todos los días que dure el viaje, que luego ya se lo que me espera: delantal, guantes de látex y lejía.

De pronto, vi el peñasco moverse y escuché en mi cabeza el fiero rugido de un león salvaje.  

- Alfonso…¿Qué ha sio eso?

-No sé mi arma. Yo lo que he sentío es como si estuviera Camarón en er tablao.

Volví a mirar al frente y luego a él, preguntándole no del todo convencida:

  - ¿Nosotros estamos en China verdad? O sea… ¡que no nos hemos venío de viaje de novios a un Safari!

– Ta claro picha…¿po no ves la Muralla?, me respondió.

Yo veía sí, pero no precisamente el monumento. Allí donde la piedra tenía grietas rocosas afiladas como cuchillos, se abrían de par en par bocas gigantes que tragaban todo tipo de objetos: abrigos, maletines, chupetes, móviles, carritos de bebé…
Entrecerré los ojos, arrugué la frente, me metí los dedos en la boca y los chupé. Era lo que hacía siempre, desde chica. Cada vez que me entraba algún agobio, yo me metía los dedos en la boca y babeaba.

Cuando fui a echar mano del bolso nacarado, herencia de mi abuela, que con tanto amor me había entregado mi madre el día de la boda… el bolso no estaba. ¡Coño, que se lo ha tragado la montaña!

Fijé mi vista en el suelo y descubrí que aquellas escaleras empezaban a moverse arriba y abajo como teclas de piano, y con ellas también yo me movía. Y mi Alfonso, por supuesto.  Al compás de Bethoven. En la 5ª estábamos: ta,ta,ta,taaaaaaaa…. ta,ta,ta,taaaaaaaa. Y en acabando el último taaaa, mi cuerpo subía por lo menos cinco metros.

En uno de los lanzamientos, me vi reflejada en un espejo enorme que habían colocado un grupo de cineastas, que estaban por allí rodando una peli. Como pude, ladeé un poco la cabeza con intención de comprobar cuál era exactamente mi posición en el espacio, y si existían realmente posibilidades de no descoyuntarme. Vi cómo la cola de mi vestido blanco volaba,  graciosa y despreocupadamente, como alas de mariposa. Pero los ojos se me quedaron como platos, cuando observé que el monumento había enganchado de un bocado, el fino tul bordado de lentejuelas y  me lo estaba engullendo con desprecio.  La unión de la piedra marrón y el velo blanco, me hizo pensar en un pastel coronado de merengue. Pero la cosa, no estaba para saborear.

La Muralla comenzó a avanzar, primero lentamente y, a cada paso que daba, iba tragando un trozo de mi velo. Sentía yo, como ya estaba empezando a tirarme un poco la cabeza y, en cierta forma, yo no tenía dónde sujetarme. ¡Ay, que me estaba rozando el lateral de un hombro! Al poco tiempo, ya vi letal el avance de aquel monstruo y sentía clavándose en mi cráneo,  como si de colmillos se trataran,  aquellos tubos blancos de aluminio que había tocado un rato antes como pasamanos.

  Tan deprisa estaba siendo ya el avance de aquel monstruo, que me veía metida ya en la piedra…Cuando, de pronto, note el dolor de un zarandeo en mi costilla y la cara descompuesta de mi Alfonso, que gritó:

- ¡Amparo, picha! ¿Esta toallita también es der chino hija? ¡Po rasca con cojones! ¡No compres ya ma tiestos mujé, que hase ya diez años que nos casamos y está la casa abarrotá¡



                                                                                              Pepa López Ríos
                                                                           22 Abril 2015



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