"Taller de Escritura Creativa" del CEP Huelva - Isla Cristina. Impartido por Teresa Suárez.

martes, 28 de abril de 2015

La casa de mis abuelos

Recuerdo la casa de mi abuela. Entrabas por la pequeña puerta lateral y al principio entrabas a ciegas, como los toros salen a la plaza, como cuando se cruza una puerta aún desconocida. Cuando tus ojos se hacían a la oscuridad que había dentro, ya que el salón y cocina se iluminaban con solo una pequeña ventana, veías a mi abuela en el fogón, preparando la comida, el olor a chamusquina característico de sus guisos, ya que mi abuela no entendía de fuegos medios, o apagado o al máximo. Aún así, vendería mi alma al demonio ahora mismo por un plato de sus papas con chocos. Junto a la copa de cisco, a veces con su aroma a romero, estaba mi abuelo, sentado en el sofá, con sus pies en la palangana de agua fría mezclada con bicarbonato, para calmar el cansancio de todo el día de caminata. Aquella casa también olía al aroma sutil del jazmín, la buganvilla, el níspero y el mayuelo, todos en el patio, esperando, testigos mudos de la historia de la familia y, a veces, colaboradores necesarios para el sustento.
También recuerdo aquellas veces que mi prima-hermana, más hermana que prima, y yo nos metíamos en la habitación de mi tía, solo un poco mayor que nosotras, una joven que vestía sonoros tacones de aguja y minifalda de cuero, a lo 'madonna'. Ella nos permitía sin una sola queja ni obstáculo ponernos su ropa, maquillarnos con sus pinturas y 'bañarnos' en su perfume. Era un paraíso, un mundo entero por explorar, donde yo quería permanecer por siempre.
Ya de mayor, recuerdo el primer día que dormí en casa de mi abuela después de una larga temporada de idas y venidas, lejos de casa, entonces el aroma a sábanas limpias mezclándose con el suave jazmín y la dama de noche, la temperatura agradable de julio, el silencio de la noche, la sensación irrecuperable de que nada malo puede pasarte porque donde estás es una fortaleza invencible, donde no tiene cabida ninguna maldad, ni sentimiento negativo, porque mis abuelos estaban allí, y con ellos siempre estaría A SALVO.

1 comentario:

  1. Me ha encantado, muy bien descrito, pero sobre todo me ha gustado la fuerza contundente del final...muy bueno, Laura!

    ResponderEliminar