"Taller de Escritura Creativa" del CEP Huelva - Isla Cristina. Impartido por Teresa Suárez.

domingo, 26 de abril de 2015

Mi refugio

Mi refugio


Cierro los ojos y la veo, casi puedo tocar su delantal recogido a un lado, al trasluz de la cocina, resaltan las llamas azules del gas golpeando la inmensa cacerola roja ,y la hervidora de leche , acumulando esa manta espesa de nata .
Mujer menuda decorada con color negro desde siempre y para siempre , con roete en la nuca perfectamente definido como su carácter, agridulce .
Al recordarla , cierro los ojos y huelo sus guisos a fuego lento , sus flanes reposando en el patio al atardecer en primavera , esperando ser servidos de postres .
Aquellas mañanas de domingos que olian a pan recién hecho , en el zaguán ,sin privarme de pellizcar algún bollo aun  caliente .
Estuviera donde estuviera , cuando llegaba a casa  me sentía protegida, allí no me podía pasar nada malo .
Era una casa grande quizás demasiado , aunque a veces se me hacia pequeña , cuando corría de su zapatilla en mano.
Esta inmensa casa , no siempre fue así, se fue haciendo con la familia , al pasar del tiempo, en algunas décadas paso de ser una cochera en un  solar abandonado en el campo,que daba  refugio  a una pobre viuda con sus 7 hijos , a una casa envidiada en el entorno.
Fue creciendo  ,construyéndose lentamente , junto a lágrimas , risas , esfuerzo y el trabajo duro de toda una familia, del cual participe bien poco , me lo dieron todo hecho, al igual que tantas cosas.
Llego un día en que abandone este refugio de la mujer de negro , vestida de blanco , para crear el mio propio ,era un día raro, entusiasmo, ganas y mucho amor en discordancia con mis miedos e inseguridades .
Todo ello trazaba la ruta hacia mi segunda casa , una casa con olor a nuevo , todo estaba por estrenar , hasta mis habilidades para cuidarla, conservarla y hacerla crecer.
Golpea mi recuerdo ese olor  a lentejas quemadas, nunca lo olvidare, como el olor a lejía que impregnaba mis manos sin abandonarlas , aun al recordar siento picor y escozor en ellas.
La falta de sol directo sobre nuestra casa me producía tristeza, quise suplirlo pero no fui capaz .
De vez en cuando , caminaba hacia atrás y buscaba la figura de la mujer de negro con roete , me calmaba su olor a café , a pucheros , su propia imagen era mi sedante .

2 comentarios:

  1. Un relato profundo, sereno, con los cinco sentidos y con mil sentimientos...un placer leerte!

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