"Taller de Escritura Creativa" del CEP Huelva - Isla Cristina. Impartido por Teresa Suárez.

jueves, 16 de abril de 2015

NOS EMOCIONAMOS

“Soy de ese tipo de personas
que no acaba de comprender las cosas
hasta que las pone por escrito.”
Haruki Murakami, Tokio Blues


Las emociones y la escritura creativa. Los cinco sentidos para contar lo que sucede dentro (ese diálogo interno) y lo que ocurre fuera...Aferrados a ellos - al gusto, tacto, olfato, oído y vista- nos dejamos llevar por diferentes técnicas para poder trabajarlos a fondo.
En parejas y privados de la vista pudimos saborear, olfatear, tocar y escuchar algunos elementos sorpresa que nos trasladaron a algunos lugares, recuerdos o que simplemente, tomamos como excusa, para comenzar a escribir...y al ajo llegamos incluso comiendo ajo!.
Sin lugar a dudas, nos fuimos emocionando e incluso caracterizamos y describimos a niños y niñas de la postguerra española en su primer recreo tras el verano...
Como colofón pudimos despedirnos con un cuento encadenado sobre una propuesta descabellada que nos dejó una gran sonrisa al salir.

Os dejo la propuesta de trabajo para la próxima semana:

  Hacer revivir un día en cada casa donde hemos habitado a través de las sensaciones que aún permanecen en nuestra memoria: el calor y el frío padecidos, los olores de las comidas, el entorno paisajístico, las costumbres ligadas al lugar, etc.


 Y uno de textos de los que leímos y que sé que os gustó.

"Mi abuela tenía una teoría muy interesante:
decía que todos nacemos con una caja de fósforos adentro, pero que no
podemos encenderlos solos... necesitamos la ayuda del oxígeno y una vela.
En este caso el oxígeno, por ejemplo, vendría del aliento de la persona
que amamos; la vela podría ser cualquier tipo de comida, música,
caricia, palabra o sonido que engendre la explosión que encenderá uno de los fósforos. Por un momento, nos deslumbra una emoción intensa.
Una tibieza placentera crece dentro de nosotros, desvaneciéndose a medida que pasa el tiempo, hasta que llega una nueva explosión a revivirla. Cada persona tiene que descubrir qué disparará esas explosiones para poder vivir, puesto que la combustión que ocurre cuando uno de los fósforos se enciende es lo que nutre al alma.

Ese fuego, en resumen, es su alimento. Si uno no averigua a tiempo qué cosa inicia esas explosiones, la caja de fósforos se humedece y ni uno solo de los fósforos se encenderá nunca.“
Como agua para chocolate, Laura Esquivel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario